Hay muchas formas de llenar el corazón
y vaciarlo en un segundo.
Es sencillo: no tiene más ciencia
que dejarlo en un rincón adormecido.
Se trata de hacerlo sufrir
y verás cómo sus lágrimas se derraman;
o es amor, o es felicidad,
o es destino, o es llanto.
Su canto persiste en el mundo
y, aunque cae en su destino
y, a veces, lo acompaña el castigo,
en el hemisferio norte
de tus frágiles horas
siempre regalará un latido.
Patricia Castillo.
@poetisaenredada